Rostres

Se cumplen ocho años de la primera exposición de Natalia en la Associació de Ceramistes de Cataluña, en Barcelona. En aquella ocasión era una colección de esculturas de cerámica en torno a la mujer de los años 20 del siglo pasado.

«Soy una apasionada de la estética y la temática de aquellos años, un momento en que la mujer tiene la oportunidad de salir de la cocina e independizarse».

La idea de esta exposición, Rostres, nació durante el tiempo de la pandemia, un tiempo terrible para la mayoría de nosotros. Sin embargo, siempre podemos encontrar aspectos positivos.

“Mi luz fue la posibilidad de trabajar sin prisa y poder pensar en qué camino tomar para seguir mi trayectoria artística”.

De las semillas de un curso de retrato realista hecho en Mölndal, Suecia, surgió la necesidad de desarrollar una serie de rostros, que son precisamente la base de esta exposición. Y como las cosas nunca vienen solas, gracias a un encargo de un par de esculturas en bronce de tamaño real en Salou, se introdujo en el mundo de los moldes de silicona y contramoldes de pequeño y gran formato.

«Descubrí las infinitas posibilidades que hay tanto con los originales como con las copias finales. Podía trabajar con cemento, resinas, fibras, etc… Sencillamente maravilloso».

Natàlia siempre ha expresado que «el modelado es la base de mi trabajo, lo que más me estimula», y por tanto esto era una puerta abierta a su creatividad. El resultado son 15 esculturas creadas durante los últimos tres años, expuestas en un local ideal para disfrutar de esas miradas y pedacitos de vida.

“Quiero seguir este camino y experimentar con estos materiales para crear mis personajes, siendo siempre el modelado la base de todo. Creo que estas obras pueden enriquecerse visualmente, sumar calidad y tener más potencia en el acabado final si se encuentra un equilibrio entre los diferentes materiales utilizados para construirlas”.